Condenaron a 24 años de prisión a “Marcos”, el mayor narco de la historia porteña

El peruano Marco Estrada Gonzáles fue encontrado culpable en el “megajuicio” contra él y otros 50 integrantes de su banda, que domina desde hace más de 20 años el territorio de la villa porteña 1.11.14.

Marco Estrada Gonzáles llegó a Argentina desde Perú en 1997

El narcotraficante peruano Marco Estrada Gonzáles, célebre por su apodo “Marcos”, fue condenado este viernes a la pena unificada de 24 años de prisión por liderar una organización dedicada a traficar y comerciar drogas y acopiar armas entre 2009 y 2017 en la villa 1.11.14 del Bajo Flores porteño, que movía unos 14 millones de pesos por mes.

El Tribunal Oral Federal N° 3 le aplicó al acusado una pena de 17 años de prisión, pero al nuevo castigo se le unió una condena anterior a 10 años que había sido dictada en mayo de 2013, por lo que los jueces definieron la pena única de 24 años como “organizador de una banda dedicada al tráfico ilícito de estupefacientes y acopiador de armas”, además de imponerle una multa de más de $45.000.

Estrada Gonzáles fue juzgado desde el 17 de junio del año pasado ante el tribunal integrado por los jueces Javier Ríos, Fernando Machado Pelloni y Andrés Basso. La investigación la llevó adelante el ex juez federal Sergio Torres, el fiscal Juan Pedro Zoni y su par Diego Iglesias, titular de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar). De allí se desprendió que la organización liderada por Marcos se formó hace 20 años y contó con una “planta” de un centenar de personas, la mayoría de ellas peruanas.

Estrada Gonzáles armó un imperio del comercio de drogas desde el Bajo Flores

El capo narco -probablemente el más importante de la historia del tráfico de drogas en Capital Federal- no estuvo solo en el banquillo de los acusados. El juicio fue contra otros 50 imputados, entre los que está su esposa Silvana Alejandra Salazar. La mujer fue condenada en este debate a 13 años de prisión y una multa de $33.350 por ser considerada “coautora de una organización destinada al tráfico ilícito en modalidad comercio y coautora de acopiamiento de armas”. Pero al igual que su marido, la pena se le unificó con otra que tenía de 8 años de prisión por lo que le quedó un castigo a 18 años de encierro.

Cerca de 200 testigos pasaron por el megajuicio (se había reanudado el pasado 5 de junio, luego de haber estado suspendido desde marzo, cuando se decretó el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio) que tuvo a Estrada Gonzáles como principal protagonista por el manejo que hacía del negocio de las drogas ilícitas desde la zona que manejaba en la villa 1.11.14, conocida como “de los peruanos”, que comprende de la manzana 13 hasta la 24 y algunas zonas que rodean la villa y la calle Bolívar como zona de venta de estas sustancias.

En la causa figura un testigo arrepentido que declaró que “todo el barrio está intimidado y extorsionado por esta gente y tiene miedo de dar información, ya que las represalias siempre son para los hijos. Siempre están exhibiendo armas y mostrando su poder e intimidando a todos los comerciantes, que tienen que dar una cuota de dinero para poder seguir trabajando y que ellos los protejan, supuestamente”.

Estrada Gonzáles fue detenido en diciembre de 2016 cuando la división Antidrogas Urbanas de la Policía Federal Argentina, bajo la Superintendencia de Drogas Peligrosas, irrumpió en el country La Celia, del partido bonaerense Ezeiza. “Marcos”, condenado en otras tres causas narco, vivía bajo libertad condicional en un dúplex junto a Silvana Salazar, y su suegra, Lily Alarcón, que también fue arrestada y condenada este viernes.

El saldo final de este y otros operativos, realizados además en distintas viviendas del Bajo Flores y varios puntos de la provincia de Buenos Aires, fue de más de casi 350 kilos de marihuana, material para 15 mil dosis de paco, más de medio millón de pesos en efectivo, un kilo y medio de cocaína, 14 armas de puño, cuatro armas largas y 80 celulares.

Quién es “Marcos”, el hombre que conquistó la 1.11.14 con balas y terror.

Estrada Gonzáles fue detenido por última vez en 2016 mientras cumplía un arresto domiciliario en su casa, en un barrio privado de Ezeiza

Marcos llegó a la Argentina de manera ilegal en 1997. Por esos días, Julio Chamorro Revollar se había hecho del control de la venta de droga en la villa 1.11.14, luego de asesinar a su anterior “dueño”, el paraguayo Julio Valderrama. Apenas dos años después, el 12 de febrero de 1999, Marcos y los hermanos Ramos Mariños, Alionzo Rutillo (“Ruti”) e Isidio Teobaldo (“Meteoro”), acribillaron a Revollar y a dos de sus guardaespaldas, mientas jugaban al fútbol en una zona conocida como la “canchita de los paraguayos”. Ese triple crimen marcó el inicio del reinado de la organización Estrada Gonzáles.

Los tres cayeron presos en 2001 por narcotráfico. A Marcos lo condenaron a tres años y medio de prisión en 2004 y fue el primero en quedar en libertad al poco tiempo. Entonces, decidió traicionar a sus socios, acaparar el negocio de las drogas y forzar al exilio a los hermanos Ramos Mariños, que se fueron a la villa 31 bis de Retiro. La jugada derivó en una guerra que se cobró más de 20 vidas.

El episodio más sangriento y conocido de la batalla por el control del narcotráfico en la villa 1.11.14 ocurrió el 29 de octubre de 2005, en el Bajo Flores, durante una procesión del Señor de los Milagros, un Cristo considerado milagroso en Perú, ya que un mural con su rostro ha sobrevivido a varios terremotos en una pared de Lima. Ese día, los hermanos Ramos Mariños y sus sicarios dispararon a mansalva contra el desfile de peregrinos, del que pensaban que iba a participar Marcos. Sin embargo, el capo narco no había asistido y sus ex socios terminaron acribillando a 13 personas, cinco de las cuales murieron, entre ellas, un bebé. Ruti se entregó cuatro meses después y fue condenado a 18 años de prisión. En abril de 2006, Meteoro fue baleado. Fue el final de la guerra.

Con el tiempo Marcos se convirtió en el jefe supremo de la villa 1.11.14. Según la reciente denuncia que derivó en esta última condena, instaló diez laboratorios de clorhidrato de cocaína de máxima pureza, que son custodiados por 300 hombres armados. En la organización trabajó toda su familia: esposa, suegra, hermanos, primos, sobrinos.

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